Monday, 11 January 2016

Los diálogos de tu novela son importantes

A continuación, os mostraré un breve acerca de Cómo escribir diálogos. Sin duda, es una parte algo tediosa de la escritura de diálogos, pero fundamental si queremos hacerlo correctamente. Además, veréis como cuando le pilléis el truco, no es tan complicado.

 

Los símbolos que abren y cierran los diálogos directos

Al contrario de lo que mucha gente cree, es incorrecto usar el guión corto (-) para abrir un diálogo. En su lugar, hay que emplear la raya o guión largo (—) o bien las comillas latinas (« »). El problema es que la mayoría de los teclados no nos muestran estos símbolos por defecto, pero no os preocupéis, se pueden conseguir de otras formas.

Diferencias entre diálogo directo y diálogo indirecto

Se llama diálogo directo a aquel en el que los personajes hablan directamente, sin intervención del narrador. Es decir, el típico diálogo que nos encontramos en una novela o un relato y que tiene esta forma:
—Hola —dijo Pedro.
—¿Cómo te encuentras? —preguntó María.

En cambio, en el diálogo indirecto es el narrador el que habla por los personajes, tal que así:
Pedro dijo hola a María y ella le preguntó cómo se encontraba.

Representación gráfica del diálogo directo tradicional

Como hemos visto en el punto anterior, el diálogo directo suele representarse con las rayas o guiones largos en la forma tradicional española y la manera correcta es la siguiente:

1. Cada intervención en un párrafo. Es decir, cada vez que un personaje habla, se hace un punto y aparte de comienzo y de final:
FORMA INCORRECTA:
Los niños se encontraron por la calle y comenzaron a hablar: —Me gustaría que vinieses a jugar a mi casa —comentó Martín. —Vale, pero tengo que preguntarle a mi madre si me deja —dijo Ana.
FORMA CORRECTA:
Los niños se encontraron por la calle y comenzaron a hablar:
—Me gustaría que vinieses a jugar a mi casa —comentó Martín—. ¿Te apetece?
—Vale, pero tengo que preguntarle a mi madre si me deja —dijo Ana.


2. Los espacios donde tocan. Al comenzar el diálogo, no hay separación entre la raya y el comienzo de la frase. Además, los incisos o intervenciones del narrador van siempre entre rayas y sin espacios, ya que funcionan como si fueran paréntesis. Es decir:
FORMA INCORRECTA:
— Me gustaría que vinieses a jugar a mi casa— comentó Martín—. ¿Te apetece?
— Vale, pero tengo que preguntarle a mi madre si me deja— dijo Ana.

FORMA CORRECTA:
—Me gustaría que vinieses a jugar a mi casa —comentó Martín—. ¿Te apetece?
—Vale, pero tengo que preguntarle a mi madre si me deja —dijo Ana.

Fijaos en que al final de una línea de diálogo que termina con el narrador (dijo Ana) no se coloca raya de cierre. Basta con el punto.

3. Los signos de puntuación con los verbos dicendi. Por norma general, los signos de puntuación se colocan siempre después del inciso, cuando el verbo principal de la frase es un verbo dicendi o verbo del habla (dijo, comentó, susurró, preguntó, exclamó…):
—Me gustaría que vinieses a jugar a mi casa —comentó Martín—. ¿Te apetece?
—Vale, pero tengo que preguntarle a mi madre si me deja —dijo Ana.

Tomando de nuevo el ejemplo anterior, fijaos en que tanto en la intervención de Martín como en la de Ana el inciso comienza en minúscula y sin puntos ni comas. El signo se pone al final del inciso. Ocurriría lo mismo para otros signos de puntuación:
—Me gustaría que vinieses a jugar a mi casa. ¿Te apetece? —dijo Martín.
—Vale —respondió Ana—, pero tengo que preguntarle a mi madre si me deja.


4. Los signos de puntuación cuando el verbo NO es dicendi. Cuando nos encontramos un verbo distinto a los comentados en el punto anterior (es decir, un verbo que no sea de habla), la representación se realiza de otra forma. En este caso, el punto se coloca antes del inciso y este comenzará con mayúscula o minúscula según corresponda, como en el caso de los siguientes ejemplos:
—Déjame verlo. —Abrió la caja.
—Déjame verlo. —Abrió la caja—. No lo romperé.
—¿Puedo verlo? —Abrió la caja—. No lo romperé.
—Déjame verlo —abrió la caja— o me pondré a gritar.

Representación del diálogo dentro del diálogo

Otra duda frecuente es cómo escribir un diálogo dentro de un diálogo. Es decir, ¿qué pasa si un personaje imita la voz de otro? Pues algo tal que así:
Extraído del libro “Pedro Páramo”, de Juan Rulfo:
—Estás segura de que él fue, ¿verdad?
—Segura no, tío. No le vi la cara. Me agarró de noche y en lo oscuro.
—¿Entonces cómo supiste que era Miguel Páramo?
—Porque él me lo dijo: «Soy Miguel Páramo, Ana. No te asustes». Eso me dijo.

Representación de pensamientos

A veces, las voces de un personaje en la historia no son habladas, sino pensadas. En este caso, la representación correcta es siempre con comillas (latinas preferiblemente), nunca entre rayas:
«Qué sueño tengo», pensó Lucas. «Debería irme a la cama».

Hasta aquí esta introducción a cómo escribir diálogos. ¿Qué os ha parecido?

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