Thursday, 11 August 2016

Envío de Manuscritos: NORMAS BÁSICAS


Hoy escribo sobre los errores más comunes que debemos cuidar de nuestros manuscritos al enviarlos a una editorial, concurso o a un editor que se interese en mover nuestra obra.

A menudo la forma ahoga al contenido. Una buena historia puede fácilmente acabar en la papelera virtual de un editor si el autor no ha prestado atención a ciertos detalles, pensando tal vez que la genialidad de su historia podrá con cualquier error gramatical, con cualquier defecto de forma. No es así. 
Debes tener cuidado con:

1. Cada libro y cada página debe contener las palabras necesarias y ni una más. No siempre por dar más detalles vamos a enriquecer el texto. 

2. De igual forma, a veces el escritor tiende a considerar que es necesario recordarle al lector lo que sucedió en el capítulo uno, porque cree que se le puede haber olvidado. El efecto es a menudo un desastre: el lector, al que no hay que subestimar, puede acabar saturado al percibir que la historia no avanza.
Vuelve atrás solo si es absolutamente imprescindible. En general deja que sea el lector quien decida si tiene que releer un pasaje, no le obligues a ello.

3.  el exceso de adjetivos. Pregúntate si el hecho de que el protagonista lleve un gabán verde de paño con ribetes dorados, amplios bolsillos y cuello abotonado aporta realmente algo al contexto, ofrece información sobre el personaje o añade algo al clima. A menudo, de nuevo, es más provechoso acudir a los recursos lingüísticos, comparación, símil o metáfora, que hacen aflorar automáticamente imágenes propias del lector, que a la descripción detallada.

4. Ten especial cuidado a la hora de usar la puntuación, tanto comas como punto y comas y dos puntos. Muchos autores ignoran deliberadamente el punto y coma o los dos puntos, seguramente porque desconocen su gran utilidad; todo lo solventan con la socorrida coma. Pero su existencia es un recurso valioso para la ordenación de los textos.
Más abajo incluimos tres links de la RAE para el que tenga alguna duda. Como norma general, ya sabes que, por poner algunos ejemplos, van entre comas las enumeraciones, las frases yuxtapuestas o los incisos dentro de una oración —aunque éstos también pueden ir entre guiones, y en ocasiones esto aligera la lectura—.
La RAE es más tolerante en otras ocasiones; después de sin embargo o de los adverbios terminados en mente a veces se admite poner la coma o no ponerla, dependiendo de lo que venga a continuación. Tan equivocado está el que pone comas sin necesitarlas como el que prescinde ellas siendo éstas necesarias.
Lo que dice la RAE: 1, 2, 3.

5. Hay algunas palabras que, por razones desconocidas, son susceptibles de inducir a error en su ortografía. Por ejemplo sino y si no, o el uso del de que, el famoso dequeísmo y queísmo; hay autores que, al no saber utilizarlo, lo evitan siempre, cuando, obviamente, hay ocasiones en las que es necesario.

6. Cuando el autor se enreda en oraciones excesivamente largas, en las que incluye coordinadas y subordinadas, en ocasiones acaba por perder la concordancia género número, o incluso mezclar tiempos verbales distintos que chirrían al lector. Por ejemplo, es habitual algo así: “El anciano pasó a su dormitorio, donde cada día entraba a la misma hora y con la misma ropa, y se dirigió a la cabecera de la cama, donde tenía su bastón apoyado en un rincón, éste parecía cansado” (¿El rincón?, ¿el bastón?). Es fácil perderse en la gramática de una oración demasiado larga. Para eso sirven los puntos, para respirar y poner orden.

7. Usa el corrector ortográfico del ordenador. No detectará todos los errores, pero sí llamará la atención sobre aspectos dudosos. No hay que menospreciar esta ayuda.

Esto no pretende ser un manual exhaustivo del éxito de un manuscrito, sino más bien una guía útil de errores frecuentes para escitores noveles. La mayor parte del trabajo debe recaer, una vez más, sobre el escritor. No permitas que los errores y las erratas hablen por ti. Es cierto que es prácticamente imposible generar un manuscrito libre de ellos, pero minimizar su impacto sí es posible.

Cuando revises todos estos aspectos podrás enviar tu manuscrito a un editor o editorial con mayor confianza, y ahora sí, CRUZA LOS DEDOS!!

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